“El primero que llega, aparca. El resto, a buscar suerte en la calle.”
Esa frase, repetida con resignación en muchas empresas, suele ser el primer síntoma de un problema de fondo: la falta de un sistema justo, claro y eficiente para gestionar el aparcamiento.
Cuando empiezan las quejas sobre el parking, no es solo por falta de plazas. Es una señal de desorganización, de posibles roces internos y, sobre todo, de oportunidades no aprovechadas para mejorar la experiencia del empleado.
El parking: ese pequeño gran conflicto silencioso
Lo que a simple vista parece un detalle logístico, puede afectar el clima laboral más de lo que imaginas. Algunos síntomas frecuentes:
- Quejas recurrentes al departamento de RRHH
- Conflictos entre compañeros por plazas “ocupadas”
- Reclamaciones de directivos o personal técnico
- Desigualdad en el acceso al espacio
- Llegadas tarde por falta de sitio
Todo esto erosiona la percepción de justicia interna y transmite una imagen de desorden poco profesional.
Qué está en juego: más que plazas, cultura de empresa
La forma en la que gestionas tu aparcamiento dice mucho de cómo gestionas tu empresa. Cuando los empleados sienten que el acceso al parking depende del azar, la antigüedad o los favoritismos, el malestar crece, aunque nadie lo exprese directamente.
Lo importante no es solo cuántas plazas tienes, sino cómo se usan, cómo se asignan y si las decisiones están alineadas con los valores de tu empresa: igualdad, eficiencia, innovación, sostenibilidad.
Tres pasos para desactivar las quejas y convertir el parking en una oportunidad
Escucha activa y diagnóstico interno
Haz una encuesta anónima o abre un canal de sugerencias para conocer realmente qué sienten los empleados. Quizá el problema no es la cantidad de plazas, sino la falta de reglas claras.
Crea un sistema transparente de asignación
Establece criterios objetivos: turnos rotativos, prioridad por uso de coche compartido, necesidades operativas o inclusión de vehículos eléctricos. Automatiza el acceso con tecnología si es posible.
Comunica y evoluciona
Una buena política de parking debe explicarse, revisarse y adaptarse. Si los empleados ven que hay un plan, se sienten escuchados y comprendidos, incluso si no aparcan todos los días.
Conclusión
Cuando tus empleados se quejan del aparcamiento, no están hablando solo de coches. Están hablando de orden, justicia, eficiencia y respeto. Convertir ese punto de fricción en una experiencia bien gestionada puede marcar una gran diferencia en la percepción interna de la empresa.
Zerel te ayuda a pasar del caos al control, sin conflictos y sin hojas de Excel. Porque una buena experiencia empieza en el parking.


